martes, 1 de febrero de 2011

Invierno.


Llevaba ya un tiempo sin escribir.
Los carteles de Fallas, de Ajalvir, las primeras noticias sobre Madrid, Sevilla, Castellón...
Ya huele a temporada grande.
Y yo en casa leyendo la colección de Terres Taurines y viendo todos los capítulos de la excelente serie Nuestro Campo Bravo.
Después de todo este tiempo, puedo sacar varias conclusiones.
Una, que no merece la pena que te hierva la sangre con tanto "chanchullo" taurino.
Dos, que el tiempo es oro como para perderlo en cosas inverosímiles.
Y tres y la más importante.
Que bonito es saber de la vida del toro.
De sus encastes, de sus cualidades, de su historia.
No cambio por nada del mundo, esos momentos, en los que te sumerges en los cercados, acariciando con tu imaginación, la fuerza y grandeza de un animal único y al que todos deberían de sobrevalorar por encima de todo.

4 comentarios:

Enrique Martín dijo...

Iván:
De todo lo que hablas es de hacerlo en casa calentito y soñando lo que te gustaría ver, que es una delicia, pero ¿qué me dices de preparar la almohadilla, coger la entrada, decir hasta luego y tirar para la plaza? Pues eso, como quien dice, ya está ahí. Todos los inviernos lo mismo y parece que hace años que no vamos a los toros, pero casi no son ni cuatro meses y ya estamos de nuevo. ¡A los toros, a los toros!
Un abrazo

Anónimo dijo...

Acertadísima la primera reflexión, cada vez me identifico más con ella.
Respecto a la segunda, dado que el tiempo es oro y que el dinero tiene un valor equivalente al metal dorada, opino que sólo debemos perder ese tiempo y ese oro cuando realmente merezca la pena invertirlo. Que sean otros los que se preocupen por hacer que valoremos lo que nos ofrecen, al fin y al cabo, es su pan. Este año he empezado por desertar de plazas como Ajalvir o Valdemorillo.

Muy acertada la tercera.

Saludos,
J.Carlos

Amparo Gomar dijo...

Eso de que no te hierva la sangre con tanto chanchullo, yo lo llevo muy malamente... Que este año he tenido que poner hielo y hielo en la herida para que se enfríe.

Estoy contigo, Enrique, tengo ganas de coger la almohadilla, que por cierto compré en Las Ventas, ¿recuerdas, J. Carlos?, coger la entrada, que me han dado esta mañana, previo pago, por supuesto, salir de casa, tomarme ese cafelito, sentarme en mi nuevo asiento, que confío en que sea cómodo, esperar a que empiece el paseillo, ilusionarme por la tarde que comienza, cabrearme porque no me gusta lo que veo, salir de la Plaza y comentar la "jugada" con quien me encuentre en el camino... Uffff, Enrique, ahora si que me está apeteciendo

Unknown dijo...

Estoy con J. Carlos.
A mi también me apetece volver a ver toros, pero lo que tengo claro que solo cuando me interese de verdad lo que voy a ver.
Ni puedo permitirme ir como antes, ni me apetece lo más mínimo.
Que le jodan el dinero a su puta madre. Perdón por lo de madre.