lunes, 25 de julio de 2016

Los anónimos. Amparo Gomar. Román Collado.

Podría hablarles de la tarde de ayer en Valencia, donde vimos de todo.
Una tarde llena de emociones y también de decepciones, pero no es ese el caso, pues mi blog tomó un rumbo diferente alejado de las típicas crónicas de una tarde de toros.
Creo que para ello hay otros blogs que lo cuentan infinitamente mejor que yo.
Eso no quiere decir que vuelva alguna vez a redactar lo que veo en el albero, pero hoy no es el caso.
La historia de hoy es de una persona anónima para muchos, conocida para otros.
Ella no es una profesional del toro, es una aficionada a este duro y maravilloso mundo, cómo miles de nosotros.
Su nombre es Amparo Gomar y con ella, hace algunos años conocí muy de cerca el desarrollo de la Escuela Taurina de Valencia.
Eso hizo que en ese tiempo entabláramos amistad con algunos alumnos e incluso acudíamos a cuaquier acto o tentadero que los chavales realizaban.
Pero siempre hubo un ¨torerillo¨ que desde el primer día que lo vimos nos despertó una especial atención.
Un niño por aquel entonces , rubio, espabilado, con una afición desmedida, con una humildad y forma de hablar que te encandilaba desde el minuto cero.
Además de eso, toreaba cómo los ángeles.
Esas ansias por torear y crecer en el toreo, hacía que a veces saliese acelerado, pero cada día que lo volvías a ver, el rubio, iba aprendiendo a pasos agigantados.
No era el único que toreaba bien por aquel entonces, pero para nosostros era el mejor.
Resulta que un día, cuando el joven Román Collado, ese es su nombre, creíamos que iba a torear en ¨su¨plaza, de repente desaparece de los carteles.
Por desgracia nos enteramos que era por una injusticia de las tantas que se cometen en el mundo taurino.
Y ahí, a la persona que antes me refería, Amparo Gomar, mueve cielo y tierra dando la cara por su amigo. No se corta a la hora de hablar con los más directos de aquella injusticia y les puedo asegurar que solo nosotros sabemos lo mal que lo pasó por ello.
Pese a todo, ella siguió con su empeño por que se hiciese justicia con Román y ya desde entonces no se despega de él y por supuesto, cualquier cosa que no veía clara, seguía gritándola a los cuatro vientos, poniendo incluso gente en su contra a la que consideraba amigos.
Las ¨preferencias¨ que por aquel entonces tenía la escuela, no contaban mucho con ese chaval que seguía empeñado en torear, en crecer, en aprender...
Después todos saben la bonita historia del día en que cámaras mediante, Román ¨la lía¨en Valencia y Santiago López le da un giro a su carrera.
Ayer ese rubio chaval, ya todo un torero, igual de humilde y de buena gente que cuando era un crío, abrió una vez más la puerta grande de su plaza, la plaza de Amparo Gomar.
Y allí estaban los dos de nuevo, porque pocos cómo Amparo, sabían que aquellas injusticias, algún día taparían bocas. Esas bocas que seguramente ahora, le siguen dando la palmadita en la espalda.
Pero ahora Román, por méritos própios, sigue demostrando que es TORERO y su amiga Amparo, sigue y seguirá a su lado defendiéndolo, admirándolo y compartiendo esa amistad que tanto tiempo hace, unió el mundo del toro.
Ayer disfrutaron los dos.
Y yo también!!!
PD: No quiero dejar escapar que gracias a Amparo, conocí a Román y por supuesto a alguien que luchó cómo Amparo que era Michel Moreau y que falleció hace muy poquito tiempo, con el cual solía hablar a menudo y era una bellísima persona.













3 comentarios:

Amparo Gomar dijo...

Ufff Millones de gracias por estas palabras! Y por el recuerdo a Michel que disfrutaría ayer desde el cielo del triunfo de su torero.

Unknown dijo...

Gran día pata Roman, con el que pude estar en el previo de la corrida en el patio de cuadrillas y después en la tertulia del hotel AC, que tan bien ha presentado y dirigido su presentador. Un día para recordar, por la enpatía demostrada por toda la afición con Adrián.

Unknown dijo...

Gran día pata Roman, con el que pude estar en el previo de la corrida en el patio de cuadrillas y después en la tertulia del hotel AC, que tan bien ha presentado y dirigido su presentador. Un día para recordar, por la enpatía demostrada por toda la afición con Adrián.