martes, 1 de diciembre de 2009

El Semental(I).


Foto:Semental de Montalvo.

Una vez superadas la tienta en la plaza y las primeras pruebas de selección, se tiene que conseguir que el semental «ligue» con la vacada de la ganadería
A principios del mes de marzo pasta y come a discreción en un pequeño cercado. Ya ha sido tentado entre los meses de diciembre y febrero, y ha superado el difícil conjunto de pruebas para demostrar las condiciones de genealogía, tipo y bravura necesarias y exigidas.
Ahora, separado de sus hermanos de camada, lleva una vida placentera y de holganza, engordando y curándose de los puyazos que recibió durante la tienta. En cualquier cercado de la dehesa le esperan una veintena de hembras de todas las edades, tipos y notas, dispuestas para recibir al reciente «toro padre» o semental incorporado a la ganadería.

La Cubrición

Una vez que el novillo está dentro del cercado con las vacas, su instinto sexual se despierta de forma clara y contundente. Las husmea constantemente para advertir el momento en el que éstas se encuentran «toriondas» o altas, dispuestas para la cubrición. Sin dejar un solo instante a la hembra durante veinticuatro horas, el novillo cubre repetidas veces a la vaca en los momentos oportunos. Después la abandona y repite la operación con el resto de las hembras. Hacia mediados de agosto, coincidiendo con los mayores calores del estío, el toro es separado de las vacas y trasladado a otro cercado con los demás sementales. El toro tiene en esa época algunos kilos de menos y algún varetazo de más, producido por alguna hembra recelosa en los primeros momentos de la cubrición. Los años siguientes, desde enero hasta agosto, el toro semental volverá a ser introducido en el cercado de las vacas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

qué semantal más feo... Esos pitones abiertorros!

Anónimo dijo...
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Unknown dijo...

Anónimo, te he borado el comentario porque te había salido el mismo repetido.Pues si, la verdad que el toro de bonito tiene bien poco, pero si está ahí será por algo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Los toros que vemos habitualmente son en equivalente humano treintañeros. Este es un señor cincuentón o sesentón.

Los cuernos crecen durante toda la vida del animal como nuestra nariz y nuestras orejas.

La pose de un toro no es la misma caliente, en los corrales o la plaza, que tranquilo en el campo, cabizbajo y rumiando.