domingo, 3 de enero de 2010

Conde de la Corte(II).


El ganadero no siempre vive las cosas por convencimiento de una idea, es imposible que se abstraiga de las sensaciones causadas por lo
que le rodea. Por eso, en la toma de decisiones, hay momentos críticos que son como un electroshock.
“Recuerdo la primera vez que vinimos a lidiar a Madrid como lo mejor que me ha pasado en el plano personal”.Nochetriste, lidiado en el San Isidro de 1991 fue el primer gran éxito. “Para mi aquel fue el día que vienes vestido de primera comunión.
Pero cuando triunfas siendo primerizo te enteras menos. Aquel día yo salí de la plaza contento con el juego del toro, pero no me acabé de enterar de la trascendencia, ni imaginé que me iba a llevar todos los premios de la feria”. Tuvo que ser en una tertulia radiofónica cuando supiera lo que había conseguido, “fue cuando uno de los contertulios afirmó: hoy es una noche triste porque es una noche triste para Víctor Méndes, que acaba de enterrar a su padre, es una noche triste porque es el último coloquio que tenemos en esta feria y lo es también porque
Nochetriste se llama el toro triunfador de la feria”. El ganadero reconoce que al escuchar aquello cuando se enteró de que había echado el toro más bravo de la feria. Entre otros premios, a Nochetriste le dieron el del Ayuntamiento de Madrid al toro más bravo de la feria, descubriéndole un azulejo en el patio de mayorales de
la Venta del Batán.Con el recorrido medio hecho, Luis Guillermo López Olea ahora
persigue con ahínco uno de los máximos reconocimientos que puede tener una ganadería: colocar un azulejo en el patio del desolladero de Las Ventas, en recuerdo a la corrida más completa de San Isidro.“Daría muchas cosas por tenerlo”,dice. Ese anhelo, que en ningún momento oculta, estuvo a punto de ser realidad en 1997. Ya habíantranscurrido entonces seis años desde su afortunado debú. “Aquella corrida la viví de otra de forma. Me llenó mucho porque sigo creyendo que fue una corrida completa”.
Quizás la impaciencia del palco dio al traste con las ilusiones de alcanzar el sueño: “hubiera puesto el azulejo con aquel toro y hubiera puesto otro por la corrida más completa, algo extraordinariamente importante para cualquier ganadero porque nosotros luchamos, también, para que se nos reconozca públicamente nuestra labor”.
La normalidad en la que está ahora el hierro condeso, con “corridas buenas y corridas malas”, ha borrado la huella “del bache” causado por “las caídas”. La lacra de la falta de fuerza la solucionó “prestando cuidado a todo. No puedes decir que la caída es una parte del comportamiento de un toro porque es un compendio de todo el trabajo del criador.

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