sábado, 28 de noviembre de 2009

Las Peleas de los toros(II).


Foto de Gorka y Arsenio.


¿Cómo son las peleas?

Se sabe que las noches de luna llena son propicias para soliviantar los ánimos agresivos de los toros bravos. Antes de la puesta de sol, los movimientos inquietos de los toros, con su característico «turrear» -o mugido-, barruntan que las luchas pueden aparecer. Primeramente, los más pequeños se enzarzan entre sí, mientras los más fuertes miran recelosos. Al poco rato, dos de los grandes se miran de costado, volviendo la cara y girando entre ellos. Instantes después surge el primer encontronazo, con las testas de frente empujando.

El problema radica en que el vencido huya, porque entonces el vencedor lo ataca por el costado sin consideración.

Lo más grave ocurre cuando, pegándose dos poderosos, los más pequeños los atacan por un lado, ya que entonces los primeros no pueden retirarse de su enfrentamiento, ni defenderse de las cornadas que los demás les propinan. En estos momentos la tragedia llega. Fase final de una pelea de toros en donde se ve que el toro da por terminada la contienda y se quiere ir. El perro, al ataque, favorece la separación.

Puede aparecer en cualquier instante, y la única solución es la intervención del mayoral a caballo y con los perros para interrumpir el combate, separando a los enfrentados.

Se sabe que los toros se pegan más en cercados muy grandes, porque al verse menos, se conocen igualmente menos. Como precaución se suele separar de la tropa a cualquier animal que destaque en fuerza y poderío, porque todos le atacarán.

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